La flora y fauna del Ecuador
La diversidad vegetal es enorme y se pueden encontrar desde bosques tropicales y selvas hasta páramos y desiertos. En la costa norte y sur son abundantes los espacios tropicales donde hay una gran variedad de plantas, entre las que destacan los manglares. La vegetación característica de las faldas de la cordillera de los Andes es el bosque húmedo; los flancos de ambas cordilleras están densamente poblados de bosques hasta los 3.000 metros, en los que destaca la presencia de quina roja y condurango. Por encima de esta altitud se sitúa el páramo, donde predominan los extensos pajonales (cañas) y la grama (gramíneas). En la región Amazónica, la vegetación es densa y se han identificado unas 8.000 especies vegetales diferentes, principalmente de orquídeas. En Galápagos, la vegetación arbórea es escasa y abundan los musgos.
La fauna también es muy variada. Entre los grandes mamíferos de las regiones continentales se encuentran jaguares, pumas, osos hormigueros y gatos monteses; entre los de menor tamaño destacan la comadreja, la nutria, diversos tipos de monos y la mofeta. Los caimanes, lagartos, camaleones y serpientes como la coral ratonera son los ejemplos más representativos de reptiles; también hay una gran diversidad de anfibios e invertebrados. Hay una enorme variedad de aves, muchas de cuyas especies llegan a estas tierras para pasar el invierno; el guácharo es un ave curiosa que vive durante el día en las cavernas costeras del Ecuador.
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EL puma de Ecuador. Ameridien
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Las ballenas se acercan durante el invierno desde el norte del continente a las costas ecuatorianas gracias a la calidez de sus aguas, siendo las de Puerto López, al sur de la provincia de Manabí, un centro de gran concentración. En las islas Galápagos, santuario de vida salvaje con una población de animales única en el mundo, el científico británico Charles Darwin pasó seis semanas estudiando su flora y fauna para después formular su teoría de la selección natural de las especies. Aquí podemos encontrar los famosos galápagos, una especie de tortuga gigante, y las iguanas, además de más de 80 especies de aves, entre las que se incluyen pingüinos, pinzones, cormoranes y flamencos.
En los múltiples ámbitos climáticos, la vegetación varia
notablemente y se observan asociaciones que van desde las sabanas xerófilas
hasta la selva pluvial. A este panorama general, que corresponde a las
variaciones ya observadas desde algunos parajes semidesérticos de la Costa hasta
el ambiente ecuatorial húmedo del Oriente, se deben añadir los contrastes
derivados de las diversas alturas del terreno, sobre todo en la Sierra, hasta
llegar a los "pajonales" de los páramos y a la ausencia de vegetación en las
cimas.
En el sector septentrional de la Costa -Esmeraldas y el norte
de Manabí- las copiosas lluvias favorecen el desarrollo de frondosas selvas
tropicales, dentro de las cuales se aprecian árboles de maderas finas, árboles
de caucho, ceibos (lana vegetal), tagua (marfil vegetal), banano, fibras como
las de abacá y toquilla, utilizada esta última para elaborar sombreros que
reciben buena acogida en los mercados exteriores. Las planicies de la cuenca del
Guayas son aún más fértiles por estar expuestas a inundaciones y se explotan
para pastos, que sostienen una apreciable riqueza ganadera, y para cultivos de
arroz -elemento básico de la alimentación-, de algodón, cacao, banano, etc.
Avanzando en dirección meridional y también hacia la península de Santa Elena,
la escasez de las lluvias es causa de que sobre los relieves más acentuados sólo
se aprecien bosques de hoja caduca, entre los cuales hay sabanas de yerbas
durísimas. Sin embargo, el riego artificial y el uso de otros medios, ha tornado
factible que en la provincia de El Oro, con la que se cierra por el sur la
Costa, surjan enormes plantaciones de banano, fruta que en su mayor parte se
destina a la exportación.
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